viernes, 1 de febrero de 2008

Cómo actuar cuando hay desacuerdos

No cabe duda de que de vez en cuando habrá desacuerdos sinceros. Sin embargo, no hay razón para que su hogar termine siendo una ‘casa de riña’. Asegúrese de no hablar sobre asuntos delicados en presencia de los hijos, y tenga en cuenta los sentimientos de su cónyuge. Si surgen dificultades en el hogar, ataque el problema, no a la persona. Cuando conversen en privado, no ‘hablen irreflexivamente’ ni se interrumpan sin necesidad.

Quizás usted tenga ideas muy fijas respecto a cierto asunto, pero explíquelas sin "amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa". "Hable de sus problemas en un tono de voz normal —dice un esposo—. Si uno de ustedes alza la voz, paren. Continúen después de un rato. Empiecen de nuevo." Un proverbista da este buen consejo: "Antes que haya estallado la riña, retírate". Intenten volver a hablar de los asuntos cuando ambos se hayan tranquilizado.

Permanezcan fieles el uno al otro
El adulterio causa estragos en el matrimonio. Un consejero matrimonial escribió: "Una vez que sale a la luz, el adulterio asesta un golpe a toda la familia como un imponente huracán, desbaratando hogares, acabando con la confianza y el amor propio, y perjudicando a los hijos". Además, pudiera traer como resultado embarazos o enfermedades de transmisión sexual.

Algunos alimentan tendencias al adulterio absorbiendo el concepto corrupto del mundo sobre la sexualidad que se presenta en los libros, la televisión y las películas. Sin embargo, los investigadores dicen que el adulterio por lo general no es simplemente el resultado de que la persona desee tener relaciones sexuales, sino de una supuesta necesidad de probar que aún es atractiva, o debido a su deseo de que se la ame más. Sea cual sea el motivo, la persona tiene que rechazar las fantasías inmorales. Hable sinceramente de sus sentimientos con su cónyuge. Si es necesario, busque la ayuda de los ancianos de su congregación.

Una protección aún mayor es la de tener una relación afectuosa y franca con nuestro cónyuge. Muchos investigadores dicen que los problemas sexuales en el matrimonio rara vez son de naturaleza física; más bien, suelen ser el resultado de la falta de comunicación. Estas dificultades son raras cuando los cónyuges se comunican abiertamente y se rinden el débito conyugal como una expresión de amor, y no como un deber. En esas circunstancias apropiadas, las relaciones íntimas pueden reforzar el vínculo matrimonial.

Cuando los cónyuges piadosos cultivan amor, pueden ‘continuar soportándose y perdonándose liberalmente el uno al otro’. El amor basado en principios procura el bienestar de los demás. Cultive ese amor. Le ayudará a fortalecer su vínculo conyugal. Aplique los principios bíblicos en su vida matrimonial. Si lo hace, su matrimonio resultará ser una unión duradera.

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